Está bien que piensen que eres un friki porque estés
siguiendo treinta series a la vez, o prefieras quedarte en casa viendo por
décimo octava vez la saga Crepúsculo. Que no te guste el fútbol y no conozcas
a todos los jugadores, ni siquiera a los mejores. Que esa nueva moda no te
guste, ni ese nuevo corte de pelo, y prefieras llevar otro que no aparezca en
las revistas pero que a ti te guste porque te siente bien. Que no salgas por
los bares más frecuentados ni te guste esa música que ni siquiera sabes cómo
bailarla. Está bien que cambies de carrera, que la dejes, que te dediques a la música,
al teatro, a escribir, a viajar, que no hayas seguido los pasos de tus padres,
que hayas decidido hacer algo completamente diferente, porque es lo que te hace
feliz, y es a lo que quieres dedicar el resto de tus días. Está bien que no
hagas una carrera, que no tengas el mejor trabajo del mundo, que no tengas
tantos ceros en la cuenta corriente. No
te compres una casa, no la alquiles, tal vez prefieras estar de aquí por allá
sin ningún plan establecido y sin un mapa al que seguir. No busques novio, no
busques novia, o busca todos los que tú quieras hasta que encuentres al que
merece la pena. Llora. Existe el pensamiento de que reír siempre será mejor que
llorar, que hay que sonreír pase lo que pase, que llorar es de débiles.
Mentira. Llora, sienta muy bien cuando no hay palabras. Cambia, renuévate,
proponte objetivos inalcanzables y ya veremos si la palabra imposible resuena
en tus oídos con tanta fuerza
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