Mi propósito de año nuevo era olvidarte, mi propósito era que desaparecieras de mi puta cabeza, que pararan de rondar las esperanzas al girar cada esquina. Parar de quedarme dormida con el maldito ojalá mientras cerraba los ojos cada noche y olvidarme de tu nombre, de lo que pudo ser y no fue, de lo que encoge mi corazón cada vez que alguien menciona tu nombre por casualidad. Pero no pudo ser. No pudo ser porque a ti se te ocurrió la maldita idea de felicitarme el año y a mi la maldita idea de contestarte y así estoy yo ahora.
Un así que tenia intención de definir, hasta que he caído en la cuenta de que no lo puedo definir porque no se lo que significa. Porque no se lo que siento, porque yo nunca he sido experta en sentimientos. Y lo único que puedo decir es que me dan nauseas cuando veo que te has conectado y no me has contestado, que mi sueño ha perdido calidad desde aquel día, que me das vida y me destruyes, que te necesito a pesar de eso.
Lo único que te puedo decir es que siempre he sido muy cabezota y que sigo siendo realista y pidiendo imposibles. Que si, que sigo en mis trece, que de ahí no me mueve ni Dios y que a ti de mi cabeza tampoco y ojalá te fueras o te quedaras, o aparezca una versión mejorada de ti mismo y me vuelvo loca, y me haga feliz, y me rompa todos y cada uno de los putos esquemas que hay en mi cabeza, como me los rompiste tu. Porque si, me los rompiste, aunque nunca hubo huevos de decirlo, nunca hay huevos para decir las cosas importantes. Ojalá venga alguien que desmantele todas mis certezas y las cree de nuevo, y a mi con ellas. Y que cuando vuelvas a aparecer solo seas un recuerdo, solo mi primer amor fallido del todo, solo quien me enseño que los imposibles si existen a pesar de mi cabezoneria
No hay comentarios:
Publicar un comentario